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y no necesariamente representan la posición oficial de la USAC y sus miembros.
La percepción social de la imprudencia, análisis ontológico
y su influencia en la legislación penal
Revista Diversidad Científica Vol. 4 No. 2 Año 2024
Artículo Científico
The social perception of recklessness, ontological analysis and its
influence on criminal legislation
Gilda Sloanea Estrada Lemus
Maestría en Derecho Penal
Centro Universitario de Oriente
Universidad de San Carlos de Guatemala
[email protected]
https://orcid.org/0009-0007-3279-1424
Resumen
PROBLEMA: la percepción social de la imprudencia, fundamentada en un
análisis ontológico, juega un papel crucial en la conformación de la legislación
penal, este enfoque revela la importancia de alinear la legislación con los valores
y expectativas sociales actuales, asegurando que las normativas penales sean
efectivas y justas. OBJETIVO: explorar los mecanismos a través de los cuales
las percepciones y valoraciones sociales de la imprudencia contribuyen a la
formación y evolución de las leyes penales, con el fin de proponer vías para una
legislación justa y efectiva en la prevención del delito. MÉTODO: uso de una
metodología inductiva, deductiva e histórica. RESULTADOS: se evidencia que
las variaciones en la percepción social de lo que constituye un comportamiento
imprudente influyen directamente en la formulación y aplicación de las leyes
penales y destaca cómo la evolución de las normas sociales se traduce en
ajustes legislativos y creación de marcos legales que aborden de manera
efectiva la imprudencia, promoviendo una justicia contextualizada y adaptativa.
CONCLUSIÓN: la comprensión y valoración colectiva de la imprudencia
reflejan concepciones ontológicas subyacentes sobre acción y responsabilidad
y moldean activamente el desarrollo y la aplicación de las leyes penales, se
Recibido: 15/02/2024
Aceptado: 16/05/2024
Publicado: 15/07/2024
Referencia del artículo
Estrada Penal, G. S. (2024). La percepción social de la imprudencia,
análisis ontológico y su influencia en la legislación penal.
Revista
Diversidad Científica, 4(2), 165-178.
DOI: https://doi.org/10.36314/diversidad.v4i2.138
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subraya la importancia de alinear la legislación con las dinámicas sociales
y culturales contemporáneas, sugiriendo una reflexión continua sobre
los fundamentos éticos y ontológicos que guían la adjudicación de la
responsabilidad penal.
Palabras clave: imprudencia, responsabilidad penal, legislación,
ontología
Abstract
PROBLEM: The social perception of recklessness, grounded in an
ontological analysis, plays a crucial role in shaping criminal legislation. This
approach reveals the importance of aligning legislation with current social
values and expectations, ensuring that penal regulations are effective
and fair. OBJECTIVE: To explore the mechanisms through which social
perceptions and valuations of recklessness contribute to the formation
and evolution of criminal laws, with the aim of proposing pathways for
just and effective legislation in crime prevention. METHOD: An inductive,
deductive, and historical methodology will be used. RESULTS: It is evident
that variations in the social perception of what constitutes reckless behavior
directly influence the formulation and application of criminal laws, highlighting
how the evolution of social norms translates into legislative adjustments
and the creation of legal frameworks that effectively address recklessness,
promoting contextualized and adaptive justice. CONCLUSION: The
collective understanding and valuation of recklessness reflect underlying
ontological conceptions about action and responsibility and actively shape
the development and application of criminal laws. The importance of aligning
legislation with contemporary social and cultural dynamics is underscored,
suggesting a continuous reflection on the ethical and ontological foundations
that guide the adjudication of criminal responsibility.
Keywords: recklessness, criminal liability, legislation, ontology
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Introducción
La percepción social de la imprudencia y su influencia en la legislación penal constituyen un
tema de vital importancia en el ámbito jurídico, especialmente al considerar la ontología de
la acción y responsabilidad humana; la imprudencia, entendida como la falta de cuidado o
previsión en la conducta que puede causar daño a otros o a la sociedad, se manifiesta de
múltiples formas y tiene consecuencias legales significativas, sin embargo, la interpretación
de qué constituye un acto imprudente varía considerablemente entre culturas y sistemas
jurídicos, reflejando una diversidad de entendimientos ontológicos sobre la naturaleza de la
acción humana y su impacto en la comunidad.
Al examinar cómo las sociedades conceptualizan la imprudencia a través de una lente
ontológica, se descubren los fundamentos filosóficos que informan las políticas legales y
la práctica judicial, este enfoque permite una comprensión profunda de cómo los valores
y creencias colectivas se traducen en normativas que buscan regular el comportamiento
humano en aras de la seguridad y el bienestar común, la legislación penal, como mecanismo
de control social, refleja y moldea la percepción de la imprudencia dentro de la sociedad.
Las leyes buscan sancionar comportamientos específicos y promover una cultura de
precaución y responsabilidad entre los ciudadanos, no obstante, la efectividad de estas leyes
depende en gran medida de su capacidad para resonar con las percepciones y actitudes
sociales predominantes hacia la imprudencia, por ello, este estudio se propone analizar cómo
la legislación penal aborda la imprudencia, considerando tanto los aspectos legales como los
ontológicos que subyacen a su regulación.
Uno de los desafíos centrales en este campo de estudio es la subjetividad inherente a la
percepción de la imprudencia, lo que una persona considera un acto de negligencia leve,
otra puede verlo como gravemente imprudente, esta variabilidad subraya la importancia de
entender la imprudencia como un concepto legal y como un fenómeno social y cultural, al
explorar las raíces ontológicas de la imprudencia, se busca iluminar cómo las diferencias en
la percepción y valoración del riesgo y la responsabilidad afectan la formulación de leyes y su
interpretación por parte de los tribunales.
En la era de la información, las narrativas mediáticas tienen un poderoso impacto en la
conciencia colectiva, influyendo en cómo los individuos interpretan y valoran los actos
de imprudencia, este fenómeno, a su vez, puede presionar a los legisladores y jueces a
adaptar las leyes y prácticas judiciales en respuesta a las demandas sociales, lo que plantea
interrogantes sobre la relación entre la justicia, la moralidad y la percepción pública.
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A través de este enfoque, se busca ofrecer una visión integral de cómo la percepción social de
la imprudencia influye en la legislación penal, considerando tanto las dimensiones normativas
como las ontológicas de este fenómeno, al hacerlo, el trabajo aspira a contribuir al debate
sobre cómo las leyes pueden mejor calibrarse para reflejar los valores y expectativas sociales,
promoviendo así una sociedad más justa y segura.
Materiales y métodos
Durante el desarrollo de esta investigación, se emplearon estrategias metodológicas que
abarcaron tanto la inducción, partiendo de casos particulares para formular generalizaciones,
como la deducción, para verificar la aplicabilidad de estas generalizaciones a situaciones
específicas, logrando así un entendimiento preciso de la imprudencia en el ámbito legal.
Se integró el análisis histórico para trazar la genealogía y transformación del concepto de
imprudencia y su impacto en el marco legislativo, complementado con un examen de las
normativas vigentes a nivel nacional e internacional. Además, se adoptó una perspectiva
comparativa, investigando la implementación y percepción de la imprudencia en distintos
contextos jurídicos mediante su fundamento ontológico, todo ello con el fin de consolidar
hallazgos que sostienen coherencia científica y relevancia práctica.
Resultados y discusión
Fundamentación teórica
Esta fundamentación se sustenta en la intersección de disciplinas como la filosofía del
derecho, la sociología jurídica y la criminología, ofreciendo una amplia comprensión de cómo
la imprudencia es conceptualizada y regulada dentro de la sociedad y el sistema legal, este
enfoque multidisciplinario permite explorar las dimensiones ontológicas, sociales y legales de la
imprudencia, revelando las complejidades subyacentes en su percepción y tratamiento jurídico.
Señala Roxin “Según la concepción moderna y que se ha convertido en casi unánime, la
imprudencia es un problema de tipo. Una conducta imprudente puede estar justificada o
exculpada en el caso concreto; pero en el tipo se decide si era imprudente” (1997, p. 997).
En la perspectiva moderna, la imprudencia se evalúa como una cuestión relacionada con
la tipificación del delito, se determina si una acción es imprudente o no basándose en
su conformidad con un tipo específico, independientemente de si puede ser justificada o
exculpada debido a circunstancias particulares del caso, de esta manera, la distinción entre
una conducta imprudente y una que no lo es se establece a nivel del tipo penal, lo que permite
luego analizar si dicha conducta puede ser justificada o exculpada en situaciones concretas,
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esta aproximación subraya la importancia de clasificar las acciones dentro de marcos legales
definidos para su adecuada evaluación jurídica.
“La esencia de la imprudencia es la infracción de la norma de cuidado.” (Molina Galindo,
2018, p. 215) La imprudencia se entiende como una forma de conducta que ignora los riesgos
conocidos o previsibles, actuando contra la prudencia y la diligencia esperadas en un contexto
específico, desde el punto de vista ontológico, la imprudencia se relaciona con el ser del
individuo y su manera de interactuar con el mundo, reflejando una falta de alineación entre el
conocimiento, la voluntad y la acción; esta perspectiva subraya la importancia de comprender
la imprudencia como un acto externo y como un reflejo de la estructura interna del agente.
La percepción social de la imprudencia juega un papel crucial en cómo se configura la
legislación penal, las normas y valores predominantes en una sociedad determinan en gran
medida lo que se considera comportamiento imprudente y, por tanto, punible. De acuerdo
con Villavicencio Terreros “Para sancionar por imprudencia (culpa) se deben constatar
dos aspectos: el agente debe infringir una norma de cuidado (desvalor de acción) y debe
causar un resultado típico (desvalor de resultado)”. (1955, p. 87) Estas percepciones están
profundamente influenciadas por factores culturales, económicos y políticos, que moldean
las expectativas sociales sobre la conducta responsable y el riesgo aceptable, este entorno
social actúa como un espejo que refleja y a la vez forma la base de las normativas legales
sobre la imprudencia.
De acuerdo con Cauhapé-cazaux “La imprudencia hace referencia a un actuar vulnerando
normas de cuidado mientras que la negligencia parece más bien referida a un comportamiento
omisivo”. (2003, p. 64) La imprudencia desde una perspectiva sociológica se contextualiza
dentro de un marco de normas sociales y expectativas de comportamiento, la sociología
jurídica aporta herramientas para analizar cómo la comunidad interpreta y reacciona ante
acciones consideradas imprudentes, y cómo estas reacciones influencian la creación y
modificación de leyes.
De acuerdo con Piña “No basta para afirmar la tipicidad del delito imprudente con la
comprobación de un disvalor de resultado sino que resulta necesario comprobar un desvalor
de acción que en el caso del delito culposo se manifiesta en la infracción del deber de cuidado
exigible” (2007, p. 504). Para considerar un acto como delito imprudente se debe evaluar
el resultado negativo, siendo crucial analizar el comportamiento del individuo frente a las
normas de cuidado establecidas, en el contexto del delito culposo, este análisis se centra
en determinar si la persona ha fallado en cumplir con el deber de cuidado esperado en
determinada situación, lo que implica una infracción a las expectativas de conducta segura y
responsable.
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Así, la tipicidad de un delito imprudente se afirma por las consecuencias de la acción y la
violación del deber de actuar con precaución y atención para evitar tales resultados, este
enfoque dual subraya la importancia de evaluar las acciones como sus consecuencias para
determinar la responsabilidad penal en casos de imprudencia.
“Lo específico del dolo frente a la imprudencia es, pues, que el sujeto que actúa dolosamente
conoce el significado típico de la conducta que realiza voluntariamente y el sujeto imprudente
desconoce en toda su dimensión ese significado”. (Silva Sánchez, 1992, p. 401) Entender la
imprudencia requiere examinar las acciones individuales y la red de relaciones sociales y el
contexto en el que estas acciones ocurren.
El análisis de la legislación penal respecto a la imprudencia revela un intento por equilibrar
los principios de justicia y protección social con la autonomía individual, las leyes que regulan
la imprudencia buscan prevenir daños a terceros y a la sociedad en su conjunto, imponiendo
sanciones a conductas que se desvían de lo que se considera un nivel aceptable de cuidado
y diligencia, sin embargo, este proceso legislativo enfrenta el desafío de definir de manera
precisa y justa qué constituye una acción imprudente, teniendo en cuenta la diversidad de
situaciones y contextos en los que puede manifestarse.
La criminología aporta una visión importante sobre las causas y consecuencias de la
imprudencia, investigando los factores individuales y sociales que conducen a comportamientos
riesgosos, a través del estudio de casos y estadísticas, se busca entender las raíces de
la imprudencia y cómo las intervenciones legales y políticas pueden reducir su incidencia,
este enfoque ayuda a informar el desarrollo de políticas públicas y estrategias legales más
efectivas para manejar la imprudencia y sus efectos en la sociedad.
Al examinar la imprudencia desde una perspectiva ontológica, social y legal, se pueden
identificar los desafíos y oportunidades para crear un marco jurídico que refleje de manera
justa y efectiva las complejidades de la conducta humana en relación con el riesgo y la
responsabilidad, este análisis teórico contribuye y orienta la formulación de políticas informadas
y sensibles al contexto social y humano en el que se aplican.
Ontología de la imprudencia
Señala Torres Bueno “Ontología jurídica. Esta materia es la principal disciplina jurídica-
filosófica, que sirve de base a todo el orden jurídico y que, a su vez, tiene su fundamento en la
metafísica y en la ontología general. El objeto de la ontología jurídica es el ente jurídico, esto
es, el derecho” (1984, p. 177). Como se indica, tiene sustento en principios de la metafísica
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y la ontología general, enfocándose específicamente en la naturaleza y existencia del ente
jurídico, el derecho en sí, al explorar qué constituye el derecho desde una perspectiva
ontológica, esta disciplina busca profundizar en el entendimiento de cómo el derecho se
manifiesta, se estructura y se aplica en la realidad, proporcionando una base teórica esencial
para el análisis y desarrollo del orden jurídico.
Lorhard citado por Camino “la ontología como el conocimiento de todo lo que es inteligible,
conjunto constituido por dos subconjuntos: aquello inteligible que es independiente del ente
humano (lo que él llama el “ente real”) y aquello que sí depende del ente humano (como
algunos contenidos mentales)”. (2022, p. 179)
La ontología como el estudio de todo aquello que puede ser comprendido o concebido por
la mente, se divide en dos categorías principales lo que existe de manera independiente de
la humanidad y aquello que depende de la percepción o la existencia humana, como ciertos
pensamientos o ideas, de esta manera, la ontología abarca tanto los elementos físicos y
concretos del universo como los conceptos abstractos que solo existen gracias a la cognición
humana. Este enfoque dual permite un análisis exhaustivo de la realidad, abarcando desde lo
más tangible hasta lo puramente conceptual.
La exploración ontológica de la imprudencia se sitúa en un escenario donde se evalúan las
acciones humanas y sus repercusiones a través de lentes de responsabilidad y juicio tanto
moral como legal, desde esta perspectiva ontológica, la definición de imprudencia abarca el
acto y su intención con la conciencia que subyacen a dicho acto, en el contexto legal, esto
implica un enfoque que mira más allá de las simples consecuencias para concentrarse en
el proceso decisorio y en la capacidad de anticipar el daño, así, la imprudencia se distingue
de otros comportamientos como la negligencia, principalmente por el nivel de conciencia
respecto al riesgo implicado, aunque ambos comparten la falta de la diligencia requerida.
La forma en que la sociedad percibe la imprudencia juega un rol fundamental en la formulación
y aplicación de las normativas penales, tal percepción es moldeada por elementos que
configuran la visión colectiva sobre qué se considera comportamiento prudente o imprudente,
al definir expectativas sobre el comportamiento individual y colectivo, la sociedad marca los
límites dentro de los cuales la imprudencia adquiere relevancia jurídica, por lo tanto es un
reflejo que busca influir en estas percepciones y en un esfuerzo por salvaguardar el bienestar
general y disuadir acciones dañinas.
El reto ontológico para el derecho penal radica en la creación de parámetros objetivos que
faciliten la identificación de conductas imprudentes, este desafío se ve agravado por la
subjetividad relacionada con la percepción de riesgos y la singularidad de cada situación, a
través de la jurisprudencia se han desarrollado conceptos en un intento por homogeneizar
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lo que se espera de una conducta razonable, sin embargo, estas medidas enfrentan críticas
debido a su limitada capacidad para contemplar la amplia gama de contextos y percepciones
individuales.
El examen ontológico sobre la imprudencia busca, esclarecer la naturaleza misma de la
acción imprudente, junto con su vínculo con la intención y el conocimiento del actor, este
enfoque intenta establecer los principios subyacentes que fundamentan la asignación de
responsabilidad, distinguiendo entre el error no intencionado y la desatención consciente de los
peligros; de esta forma, la ontología de la imprudencia se establece como una estructura para
investigar cómo las intenciones y percepciones personales se entrelazan con las normativas
y expectativas sociales en la definición de la responsabilidad penal.
La interacción entre la percepción social y la normativa penal en torno a la imprudencia destapa
una división entre la demanda de directrices claras y objetivas y la realidad de una sociedad
diversa y dinámica, las iniciativas de sensibilización y educación son claves en este ámbito,
con el objetivo de transformar las percepciones y actitudes hacia conductas de riesgo, así, se
busca no solo penalizar la imprudencia sino también prevenirla, fomentando una cultura de
cautela y responsabilidad.
La evolución de la normativa penal respecto a la imprudencia demuestra un intento por
balancear la libertad individual con la seguridad colectiva, determinar qué se considera una
acción imprudente conlleva una valoración sobre cuánto riesgo está la sociedad dispuesta a
aceptar a favor de la libertad personal, este equilibrio resulta especialmente crítico en campos
como la medicina, el tráfico y la industria, donde la severidad potencial de las consecuencias
de actos imprudentes reclama una regulación meticulosa.
Percepción social de la imprudencia
De acuerdo con Molina Galindo “La estructura de la norma y la relación con la función
motivadora de la norma a través de la pena son de gran importancia para poder definir el
concepto de la imprudencia y su ubicación sistemática adecuada, logrando diferenciar entre
el deber de cuidado y la norma de cuidado, constituyendo el primero, la infracción del deber
de cuidado un presupuesto de la lesión de la norma de cuidado”. (2018, p. 205)
Desde una perspectiva ontológica, la imprudencia se interpreta como un tipo de comportamiento
o falta de acción que indica una desconexión con las normativas de precaución aceptadas, lo
que puede conllevar a daños o la posibilidad de daños, ya sea para el individuo o para otros,
esta idea se fundamenta en las expectativas comunitarias respecto a la obligación individual
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y colectiva, la capacidad de anticipar las consecuencias de las acciones y cómo se valora el
riesgo en el diario vivir.
La manera en que la sociedad percibe la imprudencia juega un papel esencial en la formación
de las normativas penales, las leyes no existen en el vacío reflejan los valores, creencias y
prioridades de la comunidad donde se aplican, así, el código penal, al regular las acciones
vistas como imprudentes, actúa como reflejo de las posturas sociales ante el riesgo y la
obligación; uno de los objetivos de estas leyes es desincentivar a las personas de cometer
actos que son vistos por la comunidad como peligrosos o negligentes, basándose en una
comprensión común de qué constituye la imprudencia.
Esta comprensión colectiva acerca de la imprudencia afecta directamente el diseño de
las leyes por los legisladores, así como su interpretación y aplicación por los jueces, la
definición jurídica de imprudencia se fundamenta en parámetros objetivos relacionados
con el comportamiento y en evaluaciones subjetivas que reflejan las normas culturales y
las expectativas comunitarias, estas evaluaciones pueden diferir ampliamente, lo que podría
resultar en una variada aplicación de la ley, incluso dentro del mismo marco legal.
Además, cómo se percibe socialmente la imprudencia influye en la severidad de las sanciones
para conductas imprudentes, en contextos donde hay una mayor sensibilidad hacia ciertos
peligros, es probable que las normas penales establezcan castigos más rigurosos para
desalentar dichos comportamientos, esto muestra cómo la percepción comunitaria puede
impactar directamente en la determinación de las penas, reflejando la gravedad con la que la
comunidad considera ciertos actos imprudentes.
La imprudencia en la legislación penal
“La graduación de la imprudencia especialmente para los efectos de la ponderación de la
pena, se realiza tomando en consideración la previsibilidad objetiva en las normas del deber
de cuidado, y dan lugar a circunstancias modificativas de responsabilidad penal” (Girón Palles,
2021, p. 99)
La graduación de la imprudencia implica evaluar cuán previsible era el resultado dañino de una
acción basándose en las normas establecidas del deber de cuidado, es decir, se considera
hasta qué punto una persona promedio podría haber anticipado el resultado de sus acciones
y si actuó con la debida diligencia requerida por la ley, este análisis de la previsibilidad objetiva
ayuda a establecer la gravedad de la imprudencia y, por tanto, influye en la pena que se
impondrá. Las circunstancias que demuestran una mayor o menor previsibilidad del daño
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pueden modificar la responsabilidad penal de una persona, aumentando o reduciendo la
severidad de la sanción, esta aproximación asegura que la pena refleje adecuadamente el
nivel de negligencia o descuido del individuo en relación con sus obligaciones de precaución.
Desde la perspectiva del autor de Martínez (2018), citado por Daunis Rodríguez “la graduación
de gravedad de la imprudencia depende fundamentalmente de la mayor o menor intensidad
de la infracción o lesión producida a la norma de cuidado” (pág. 2). La severidad de la
imprudencia en el ámbito legal se determina por el grado de violación a la normativa de
precaución, es decir, cuánto se aparta la acción del nivel de cuidado esperado, la graduación
de gravedad implica que no todas las imprudencias se tratan igual, aquellas que resultan
en daños mayores o infracciones más serias a las expectativas de cuidado se consideran
más graves. Esto refleja una valoración de las consecuencias de las acciones desde una
perspectiva de cuán negligentemente se actuó en comparación con lo que se esperaría de
una persona razonable en una situación similar.
El estudio del tratamiento jurídico de la imprudencia dentro del marco penal se sumerge en una
profunda interacción entre cómo la sociedad interpreta estos actos y la filosofía que subyace a
su regulación, la imprudencia, definida como un comportamiento que carece de la precaución
o atención necesaria y que podría derivar en resultados adversos, constituye un pilar en el
análisis del derecho penal; la normativa busca un delicado balance, protegiendo los derechos
fundamentales sin caer en la penalización excesiva de acciones que, si bien son negligentes, no
merecen un castigo severo desde el punto de vista penal, este equilibrio es dinámico, moldeado
tanto por la valoración social de qué constituye un riesgo aceptable como por la interpretación
de las acciones negligentes, ambas variando según el marco cultural y temporal.
Desde un ángulo ontológico, se plantea la imprudencia como un reflejo de la esencia de
la conducta humana, ponderando la habilidad de anticipar y evitar perjuicios, al establecer
criterios para juzgar la imprudencia, la legislación articula un ideal normativo y profundiza en
el entendimiento de las limitaciones humanas, esta perspectiva ontológica facilita la distinción
entre negligencias leves y aquellas conductas que, dada su previsibilidad y capacidad de ser
evitadas, ameritan una sanción penal; de esta manera, el derecho penal se establece como
un reflejo de las normas sociales integrando estas nociones en la legislación.
Los cambios legislativos suelen ser respuesta a variaciones en la sensibilidad colectiva frente
a ciertos comportamientos o peligros, como se ha observado en el endurecimiento de penas
para conductores ebrios, reflejando una mayor conciencia sobre sus riesgos, este ajuste
legislativo demuestra una interacción continua entre el desarrollo normativo y las fluctuaciones
en la percepción pública de lo que se considera imprudente.
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La implementación de estas normas desvela la dificultad de medir la culpa en situaciones
específicas, al aplicarse las leyes es importante tener en cuenta la letra de la norma y el
contexto social así como las particularidades del caso, un reto interpretativo clave para
garantizar que el castigo de la imprudencia respete los principios de justicia y proporcionalidad,
la jurisprudencia refleja cómo los estándares para evaluar la imprudencia se ajustan a las
realidades sociales.
El enfoque en cómo se percibe y se maneja la imprudencia en el ámbito penal destaca el
papel vital de la educación y la sensibilización pública, promover una cultura de cuidado y
responsabilidad puede disminuir la frecuencia de actos negligentes y, consecuentemente, los
perjuicios asociados a estos, en este contexto, el derecho penal trasciende su función punitiva
para actuar como una herramienta incentivando comportamientos seguros y responsables.
Conclusión
A través del artículo que se desarrolló se demuestra la existencia de dimensiones que juegan un
rol decisivo en la conformación de las leyes penales, moldeando y a la vez siendo moldeadas
por lo que se interpreta como comportamiento imprudente y sancionable, la normativa penal
se ve constantemente desafiada a encontrar un equilibrio entre los principios de justicia y la
protección de la colectividad frente a la autonomía del individuo, intentando mitigar los riesgos
hacia terceros y la sociedad en general a través de la penalización de conductas que exceden
los límites de precaución y diligencia reconocidos.
Este esfuerzo legislativo se enfrenta al desafío de definir con claridad y equidad lo que se
considera una acción imprudente, considerando la amplia gama de circunstancias y contextos
posibles, lo que subraya la importancia de una revisión y adaptación constante de las normas
penales ante los cambios en la percepción social de la imprudencia.
Las contribuciones de la criminología y la sociología jurídica aportan aspectos cruciales sobre
cómo las comunidades interpretan y responden a las conductas juzgadas como imprudentes,
y cómo estas respuestas afectan a la elaboración y modificación del marco legal, estas
disciplinas facilitan una comprensión profunda de las raíces y efectos de la imprudencia,
estableciendo una plataforma para el desarrollo de políticas públicas y estrategias legales
más eficaces para gestionar la imprudencia y sus repercusiones sociales.
Adoptando una perspectiva ontológica sobre la imprudencia, que profundiza en las acciones,
intenciones y conciencia subyacentes, se proporciona un marco para investigar cómo las
intenciones y percepciones personales se entremezclan con las normas y expectativas
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sociales en la definición de responsabilidad penal, este enfoque resalta la necesidad de ir
más allá de las simples consecuencias de los actos para enfocarse en el proceso de toma de
decisiones y la capacidad para anticipar daños, diferenciando entre errores no intencionados
y la ignorancia deliberada de los riesgos.
La evolución del marco penal alrededor de la imprudencia refleja un esfuerzo persistente
por balancear la libertad individual contra la seguridad colectiva, evidenciando cómo las
valoraciones sociales sobre lo que se considera un riesgo aceptable y la interpretación de
las acciones negligentes cambian según el contexto cultural y temporal, este dinamismo
enfatiza la importancia de una legislación flexible, capaz de ajustarse a las variaciones en la
percepción pública de la imprudencia, garantizando que las penas impuestas se alineen con
los principios de justicia y proporcionalidad.
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Sobre la autora
Gilda Sloanea Estrada Lemus
Estudiante del cuarto semestre de la Maestría en derecho Penal. Universidad San Carlos de
Guatemala Centro Universitario de Oriente - (2022-2023). Universidad Mariano Gálvez de
Guatemala- (2014-2018).
Declaración de intereses
Declara no tener ningún conflicto de intereses, que puedan haber influido en los resultados
obtenidos o las interpretaciones propuestas.
Declaración de consentimiento informado
El estudio se realizó respetando el Código de ética y buenas prácticas editoriales de publicación.
Revista Diversidad Científica Vol. 4 No. 2 Año 2024178
Derechos de uso
Copyright (c) 2024 Gilda Sloanea Estrada Lemus
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debe reconocer el crédito de una obra de manera adecuada, proporcionar un enlace a la
licencia, e indicar si se han realizado cambios. Puede hacerlo en cualquier forma razona-
ble, pero no de forma tal que sugiera que tiene el apoyo del licenciante o lo recibe por el
uso que hace.